
El CD del libro de mis emociones, una vez nacido el bebé, se recomienda seguir poniéndoselo porque, el bebé nacido sigue escuchando su clase música con los ritmos de negras y corcheas y sobretodo sigue afinado su oído con la nota LA que es el comienzo del trabajo de afinación, las canciones que vienen son canciones que están muy bien afinadas con una voz preciosa y amorosa que sirven de relajación al bebé pues son como nanas, y luego escuchan a Bach, sonidos puros y cristalinos, esto hará que el bebé siga estimulándose musicalmente.
¡No esperes más! Descubre El libro de mis Emociones y deja que la música haga que tú bebé sea especial.
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¿Qué es la estimulación musical prenatal?
El oído es el único sentido sobre el que se puede llevar a cabo la estimulación musical prenatal, y como la música desarrolla y estimula el sistema nervioso central, tiene un impacto directo en la inteligencia que influirá en su cerebro y su desarrollo integral.La voz crea un apego emocional antes de nacer muy importante porque te hace comunicarte con él y acariciarle con nuestra voz, eso nos va preparando para el gran paso que es la maternidad-paternidad, nos hace descubrir unas sensaciones nuevas e inigualables, por eso hablar y cantar a nuestro bebé es bueno.
Al feto, en el vientre de su madre, a los 45 días del embarazo ya le funciona el oído. Está comprobado por la neurología moderna que todo lo que penetra por el oído va al centro mismo del cerebro mucho más rápido. La música le da al ser humano la posibilidad de desarrollar su cerebro y de tener una riqueza emocional que no la puede obtener ni siquiera con la literatura o la pintura, porque le falta el elemento del tiempo. Cuando usted se sienta a escuchar un concierto o un disco, está viviéndolo sólo en ese momento, mientras el tiempo de la vida sigue caminando. Todo eso le da a la música una importancia capital, que no está reconocida ni por los políticos ni por quienes se ocupan de la educación. Cuando se den cuenta de esto, la música va a tener una importancia mucho mayor.
Daniel Barenboim, en una entrevista en El Mundo